El Shiatsu es una técnica de masaje originario de Japón (shi = dedos, atsu= presión ) "presión con los dedos", se basa en los puntos de acupuntura pero utilizando los dedos en lugar de las agujas para estimular los puntos de "acupresión". El Shiatsu tiene como objetivo eliminar los bloqueos de energía del cuerpo para reequilibrar el flujo de energia.
(..) Tratamiento que permite corregir irregularidades, mantiene y mejora la salud en general, contribuye a aliviar ciertas enfermedades, molestias, dolores, estrés, trastornos nerviosos o digestivos, etc.; activando tambien la capacidad de autocuración del cuerpo humano y lo mejor de todo no tiene efectos secundarios. (Definición del Ministerio de sanidad de Japón sobre el Shiatsu)



La maravillosa historia de ShiaTzu

ShiaTzu, a quien se describe bella  como la aurora, vivía serenamente en una pequeña aldea pescadores, cerca de Yang Tse Keang.
Su padre, pobre pescador, había maldecido su nacimiento que lo privaba del hijo tan deseado. ¿Quién perpetuaría, pues el culto de los ancestros? Su mujer era de edad, y él carecía de medios para conseguirse una concubina. Su desesperación era grande, pero no la demostraba ante su hija.
Esta crecía, abriéndose como una magnolia, y él mismo estaba conmovido por su belleza; aunque no podía lamentar sus palabras primeras, la amaba tiernamente.
Se proponía obtener ese hijo que los dioses le habían negado, dando a su hija en casamiento al hijo del pescador más importante de la orilla oeste del rio Amarillo. Ya que la belleza de Shia iluminaba los dos ribera del rio, su propuesta fue recibida con alegría.
Los primeros años del matrimonio, felices y simples, se deslizaron en la dulzura de la abundancia. Esta felicidad desagradaba a la suegra de Shia, que al ver desaparecer sus propios encantos y confirmarse los de su nuera, le hizo numerosas observaciones desagradables. Una de ellas dejó a la bella Shia tan triste que resolvió vengarse, matando a su suegra. Así la bella Shia, resuelta pero sintiéndose miserable, acudió a un hechicero para le proporcionara un filtro de muerte.
Shia, a quien ningún hombre, ni siquiera el eunuco imperial, podía negarle nada, recibió del hechicero un filtro y consejos. El hechicero, que era un sabio, le propuso (para que el filtro fuera más efectivo y se descartara toda sospecha) practicarle a la suegra el do-in (masaje), y le indicó los sitios a masajear. Le dijo que la muerte sobrevendrá suavemente en seis meses.
Shia, paciente y obstinada, volvió regularmente el filtro en el té de su suegra y practicó con la misma paciencia el do-in, cada día.
Poco a poco, las relaciones entre ambas mujeres, antes frías y distantes, se volvieron más cordiales. Shia llevaba tortas y su suegra le ofrecía pequeños presentes. Las dos mujeres, ahora amigas, se encontraron en una dulce complicidad. El amor, antes ausente, entretejía ahora sus hilos.  Este transformó a la suegra y su belleza se reveló al fin; vio que su nuera era tan buena como bella. Las sesiones de do-in se convirtieron en sesiones de placer, y si una zona provocaba placar a una, esta se lo comunicaba inmediatamente a la otra.
Shia había olvidado el objetivo de sus visitas, pero el día en que, inocentemente, su suegra le dijo que era una pena que dos buenas amigas como ellas estuvieran separadas por tantos años de edad que no iban a poder morir juntas, Shia recordó el horrible destino que preparaba para su nueva amiga.
Corrió a suplicar al hechicero que le diera el antídoto del elixir. Este confesó que éste era tan solo agua de rosas, pero que él le había administrado el contraveneno para su odio al ordenarle que practicara el do-in.
Si algún viajero de paso pedía que le indicaran quién practicaba el do-in le respondían que ShiaTzu, y cuando sobrevenía alguna controversia, también ella arbitraba.
Nunca se sabrá si era ShiaTzu quien practicaba el do-in, o si el do-in era ShiaTzu: los dos términos se fusionaron.